Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha utilizado hierbas, hojas , raíces, frutos, semillas y otros elementos vegetales, animales y minerales para intentar sanar su organismo. Estos procedimientos transmitidos de generación en generación acercaron al hombre a la medicina primitiva en que sólo elementos naturales formaban parte de su farmacología.
El desarrollo de la ciencia permitió que sobre la base de estos mismos elementos se construyeran laboratorios y sistemas farmacéuticos sofisticados, entrando de lleno a la industria que hoy conocemos.
Sin embargo, en los últimos años ha surgido toda una corriente de medicina naturista que abarca desde hierbas hasta sofisticadas mezclas de productos diversos. Esta corriente, en un inicio minoritario, hoy se ha transformado en una verdadera industria que compite de igual a igual con los laboratorios químico-farmaceúticos.
Hoy los mercados populares, las tiendas naturistas están plagadas de remedios y soluciones para aliviar casi todos los problemas del organismo humano. Una gran cantidad de población utiliza indiscriminadamente estos productos que en la mayoría de los países no cuenta con regulaciones adecuadas.
Es por ello que las personas deben ser cuidadosas. Es necesario leer meticulosamente las instrucciones y preocuparse de las contraindicaciones. Cualquier producto mal utilizado puede ocasionar daños irreparables en el organismo al igual que un remedio tradicional.
La medicina y los remedios naturales deben ser un complemento activo de la medicina tradicional, sobre todo en el caso de enfermedades crónicas y de larga duración. Las soluciones médicas son múltiples y hay que buscar su complementación, sin olvidar que lo más importante es el objetivo final: la sanidad.