¿Cuándo son lo suficiente grandes para leer?

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Nunca es demasiado pronto para introducir a nuestro pequeño en el fascinante mundo de la lectura. A través de sus hojas conocerán otras realidades, viajarán a otros países y, sobre todo, aprenderán nuevas palabras que añadir a su vocabulario. ¿Quién no recuerda esos momentos previos a irse a dormir cuando nuestro padre o nuestra madre nos leía uno de los cuentos clásicos como Caperucita Roja, Pulgarcito o alguno otro de Disney? Se convirtió para muchos en el mejor momento del día, no solo porque descubrían cosas nuevas, también porque pasaban más tiempo con sus padres.

Lo que estamos consiguiendo con la lectura de uno de los cuentos para niños es animarles a la lectura, a que el coger un libro, abrir la tapa y recorrer sus hojas se convierta en un hábito en el futuro, ya que lo estarán viendo como algo natural y no como una obligación.

No es necesario esperar a que cumplan la edad mínima para llevarlos al colegio para empezar a contarles uno de los cuentos clásicos con los que nosotros mismos hemos crecido. Los beneficios de la lectura temprana en los pequeños son múltiples, y es que aunque hablemos de bebés, los dibujos, los colores, las letras… ya despiertan su interés.

Ese contacto desde casi recién nacidos con los libros y los cuentos para niños hará que crezcan y se enriquezcan, no solo pensando a nivel académico, también personal, ayudándoles a que desarrollen su imaginación, recorriendo lugares que solo existen en su mente y conociendo personajes muy divertidos y con muchas experiencias como los que se describen en la mayoría de libros y cuentos.

Además, entretienen a toda la familia, tanto a los que leen como a los que escuchan, quienes se imaginan en sus cabezas cómo serán esos lugares, las personas que aparecen en las historias, los protagonistas…

Por este motivo, un buen libro se ha convertido en el mejor regalo que se le puede hacer a un niño. Eso sí, a la hora de escoger uno que éste sea acorde a la edad del menor. En caso contrario, enseguida se aburrirá y no despertará en él ese interés que buscamos.

De 0 a un año, los libros deben ser llamativos, tener texturas diferentes y han de ser resistentes a las caídas.

A partir de los 2 años se recomiendan cuentos donde predominen las imágenes y que contengan algo de texto.

A los 3 les gustan mucho aquellos que hablan de animales y disfrutan con las onomatopeyas.

Ya, a partir de los 5, podemos elegir cuentos con historias más complejas, donde se reflejen aspectos relacionados con la bondad y la maldad.