Los niños tienen una visión muy diferente de la realidad. Muchas veces porque no les dejamos ver las cosas como son. Aunque haya problemas, no queremos que ellos aprendan tan deprisa las cosas negativas de la vida, y por eso tratamos que su mundo se vea de un modo todo infantil.
El mundo de los niños está lleno de colores, de juegos y de canciones, de alegría y de sonrisas. Pero no el mundo de todos los niños.
Por desgracia, millones de niños de todo el mundo son explotados y utilizados como mano de obra barata para realizar trabajos que en muchas ocasiones son sumamente peligrosos, como los trabajos en minas o quemando cables para obtener el cobre en vertederos al aire libre en los que se exponen a los peligrosos gases que emanan del resultado de quemar estos materiales.
Algunos de estos niños son usados como soldados, sobre todo porque al no haber conocido la diferencia entre el bien y el mal son mucho más fáciles de adoctrinar y de conseguir que hagan lo que sus desalmados jefes les ordenan. Muchos son vendidos cuando apenas han nacido, y son tratados como mercancías de intercambio o como simples recipientes de órganos de repuesto para quienes los pueden pagar.
No, el mundo de los niños no es de color de rosa. Pero debería serlo. Por eso los adultos, de quienes los niños dependen tanto, deberíamos pelear por conseguir que todos ellos lo vean todo lleno de colores y canciones, sin penas.